Jade y Perla - Leticia Luna

Pronto será un texto vivo se alza y ya es una palabra La letra balbucea y se convierte en música La mujer se llena de gozo El hombre da a luz una Letra La mujer lame El hombre ronronea La mujer lo atrapa en el pulgar del Cielo El hombre resbala por el índice del Tiempo La mujer siempre ha estado ahí El hombre va a un mitin La mujer es una guitarra azul El hombre tiene un girasol en la mirada A la mujer le han crecido dos ramas El hombre va a la playa y regresa La mujer aúlla sin convertirse en lobo El hombre trae a casa un oso y un delfín para ver morir la luna La mujer abre la ventana para verlos volar El hombre canta mariposas La mujer se las come hambrienta El hombre llora una lluvia de estrellas sobre el frutero La mujer le da una cerveza por el tallo El hombre cree que es una flor y se marchita La mujer se apresura a componerlo El hombre pone cara de reloj descompuesto La mujer intenta conciliar el sueño El hombre dice el tiempo se ha apagado Leticia Luna

Amor - Carlos Bousoño

Íbamos de camino, mi cariño en sus brisas te oreaba. Tu cabello llevado entre los céfiros era también como brisa del alma. Eras también como brisa en la brisa. ¡Qué claridad rumorosa mis ansias! ¡Oh transparencia vital que encendía toda mi vida, cual fuego en luz blanca! De mi alma entonces salía silvestre el aire fresco de la madrugada. Allá dentro, por dentro, ¡qué pura la caricia amorosa del alba! ¡Qué delicadas nubes se encendían y qué irisadas aguas! El mundo era el sonido y en mi interior sonaba. Carlos Bousoño

Anunciación del verano

Una avioneta blanca sobrevuela la costa con su estela de lona casi en blanco. “Anúnciese en el aire”. Desde el apartamento los parasoles verdes, naranjas, morados hacen que el mar se vista a estas alturas una túnica pop. Se hunde aquel barco centímetro a centímetro, sus tribales quehaceres de antigua pesquería. Este verano nos deslumbra el blanquísimo poliéster de un yate sobre el puzzle inacabado de un movedizo mar turquesa, malva. Descienden las gaviotas. ¿No está la vida acaso bajo un inmenso toldo de luz que la protege del ardor del vacío, de su abrazo de las ondas violetas de la muerte, de su quehacer tribal, del viejo pacto? Aurora Luque

Emulando a Galileo

No llegarás muy lejos, le advertían. Mas él perseveraba, año tras año, golpe a golpe, y acaso algunos versos para justificar su testarudez. Ése no es el camino, le dijeron. Pero él siguió adelante, centímetro a centímetro, creyendo en cada error que la paloma ya no se equivocaba. El tiempo, sin embargo, raras veces perdona. De modo que, un buen día, determinó rendirse, arrojando su espada y otros bártulos a las plantas de la evidencia. Reconoció su error, rasgó sus vestiduras y expió, penitente, el descarrío. De regreso, humillado, al redil, vio que, por el camino, quienes le amonestaran paseaban sus yerros en carros triunfales. Domingo F. Faílde

Se equivocó la paloma

Se equivocó la paloma. Se equivocaba. Por ir al Norte, fue al Sur. Creyó que el trigo era agua. Se equivocaba. Que las estrellas, rocío; que la calor, la nevada. Se equivocaba. Que tu falda era tu blusa; que tu corazón, su casa. Se equivocaba. Ella se durmió en la orilla. Tú, en la cumbre de una rama. Rafael Alberti

El violín y yo

No logro dormir de madrugada y me levanto a las dos como si nada. Tomo un trago de agua que a duras penas pasó por mi garganta. Miro a la pared y colgado en una funda aquel violín que un día me regalaste. Lo tomo en mis manos y acomodo en mi hombro y sentí aquel perfume que siempre usabas. Con el arco en mis manos hago bibrar sus cuerdas en una impacable y sutil melodía que descifra mi alma en cada nota de aquellas, es como que el violín sabe que ya no eres mía. Siento aquel violín pidiendome tocarlo, y posado en mi hombro le acaricio sus cuerdas, mirando en la ventana la luna se ve dentro con sus rayos opacos en aquella noche tierna. El ladrido de un perro interrumpe el concierto de seguro asustado o quien sabe contento, y al perderse la noche y aparecer el día, en aquella ventana se ve el reflejo de un hombre que sufre con su violín a cuestas esperando la proxima noche y volver a tocarlo hasta el despertar del nuevo día. https://yosmanisrodriguez.wordpress.com/2019/05/31/el-violin-y-yo/

Epigramas

Como se van los años (epigrama ) Se van los años siempre peregrinos, se marchan en pequeña desbandada, se nos van yendo, bajo la mirada, de cansados silencios repentinos. ---------------------------------- Domador. Preguntaba un domador, de forma bastante ansiosa, si puedo domar las fieras ¿por qué no puedo a mi esposa? Kin Mejía Ospina

Flor de invierno

Quieren florecer unas efímeras flores en las luces de una mañana invernal. Errante entre instantes y soledades, en la equidistancia de dos lágrimas, les doy besos y unas tiernas caricias y con la palma de las manos calor a sabiendas de su muerte prematura; porque el fuego del alma está en ascuas y bajo el rigor de este abúlico invierno las promesas de unos frágiles pétalos no llenan el caudal herido del alma, son solo motas de una pasión lejana diluida entre las páginas del recuerdo, luces de un sol esquivo y torticero que se desangra en los enjutos tallos donde los pétalos como cristales se rompen y mueren en silencio en la doctrina de este frío invierno. Nada nace y si lo hace en la mañana, frágil y breve morirá en el alma, si nace entre las promesas del amor el gélido viento dormirá al latido y entre todas las voces del pasado la tuya no será pétalo sino espina dando muerte a mi corazón. Teo Morán

Tu partida

Hoy mi corazón se desangra de tristeza y en el cielo mi suspirar se debilita por tu partida inesperada mi hermanita dejando a mi alma destrozada y en pena. Te desvaneciste en el tiempo y en los bombos lejanos. que amainan los corazones que te dieron sus latidos, y en tu caminar hacia el infinito sin sentido asumimos tu ausencia con el corazón en la mano. Hoy que ya no estás quiero decirte mil cosas y tal vez puedas mirar desde la luz que te guía cuán conmovido en mi alma es cada día que pasa sin verte y sin sentir tu presencia hermosa. http://www.mundopoesia.com/foros/temas/tu-partida.745986/

Errandicia

En mis tiempos sombríos elijo el hambre y el frío con mucho ron. Y no es que goce de su sabor solamente que resulta ser mas asequible y es que mis tiempos sombríos son todos mis tiempos. Nací extraviado, no sirvo ni para pedir nunca en la calle, ni a un amigo, ni en ningún lado solamente yo, el ron, y la calle de almohada. ¿Cuántas veces me vieron orinado en la calle? ¿Cuántas me escupieron, con desprecio agradecido satisfechos por tener algo, por no ser yo? Lo supe en cuanto vi sus miradas de sabueso su nariz arrugada y sus manos de caricia dejando caer monedas ¡Yo no pedí nada! tengo lo que necesito, mi odio, mis desprecios mis versos que le cantan al silencio y mi ron. ¿Cómo hacer comprensible la auténtica miseria? ¿Cómo decir que acciones no cambian la substancia? ¿Cómo explicar de la vida espejo sin reflejo que en la realidad no existe hasta que se muere? Y ese perro errabundo, costal de hueso y pulgas no requiere zapatos nuevos o celulares capta claramente mientras lame mi botella que la vida es lo que hay mientras nos llega la muerte. Así nos aborrecen con errante inmundicia el sentimiento es mutuo a los muertos retardados que miran pasar su vida en otros menesteres y olvidan llegar vivos al beso de la muerte en errante inmundicia disfrazada de amor.. http://www.mundopoesia.com/foros/temas/errandicia.745994/